Pilar estaba tan furiosa que su pecho se agitaba.
Julia, viendo lo enojada que estaba, quiso irse. Era momento de huir, o tendría problemas si algo le pasaba a Pilar.
—Señora Martín, hable usted misma con Andrés sobre esto. Me voy.— Ya que la suegra no le permitía llamarla suegra, la llamaría señora Martín.
Dicho esto, se dispuso a levantarse para irse.
Pilar la miró fríamente. —Julia, ¿ya no te importa la vida de tu padre?
Julia se estremeció y se volteó.
Un portapapeles voló hacia ella.
No se atrevió a esquivarlo. Se quedó de pie, rígida, y la esquina afilada le cortó la mejilla delicada, dejando un rastro de sangre.
Alicia, sentada a un lado, esbozó una leve sonrisa.
—Ahora mismo, llama a la comisaría y diles que no vas a seguir con la denuncia contra las fans. Que las liberen—ordenó Pilar.
Julia no se movió.
Pilar arqueó una ceja. —¿Qué pasa? ¿No vas a obedecerme?
Julia solo sentía un frío en el corazón.
En este mundo, nadie la amaba excepto su padre.
Pilar, que antes la trataba bi