—Sí—, respondió Andrés con voz grave.
¿Cómo pudo pasar esto?
Julia sentía que le daba vueltas la cabeza. Se suponía que Carlos y Alicia estaban del mismo lado.
—Ahora iré a rescatarla. Tú vuelve a tu habitación a descansar—, dijo Andrés disponiéndose a irse.
Julia no supo de dónde sacó el valor, pero agarró sus dedos y dijo: —Iré contigo.
Quería ver qué estaba pasando.
—Pero todavía estás enferma...
—¡Iré!—, gritó enojada.
Andrés suspiró y tomó su mano. —Quédate cerca de mí, no te alejes.
Julia no dijo nada y lo siguió hasta el auto. En el camino, Andrés reportó el secuestro y movilizó a mucha gente hacia el lugar donde tenían a Alicia.
Mientras daba instrucciones, su rostro estaba tranquilo, sin mostrar emoción alguna. Pero Julia sabía que estaba muy tenso.
Cuando se ponía tenso, sus ojos se volvían gélidos e intimidantes.
*
Por otro lado, Alicia estaba atada en un sótano.
En realidad, había provocado a Carlos a propósito.
Inicialmente, quería citarlo en privado para deshacerse de él,