Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio en el Salón de la Corona era más pesado que el rugido de la guerra. Acabábamos de destruir la mentira fundacional del linaje, y la reacción no fue la jubilosa aceptación que esperaba; fue un estupor pétreo. El Gran Anciano yacía desplomado en su asiento, su rostro ceniciento. Los Betas tradicionalistas, aquellos que habían ascendido gracias a su disciplina ciega, nos miraban con un odio contenido y una desorientación palpable.
—El Juicio ha terminado. La era de la mentira ha muerto —había sentenciado. Pero la verdad se sentía como una semilla venenosa que acabábamos de plantar.







