190. El observador (TF)
Harold había seguido a esa hermosa mujer de cabello rojo, luego de lo sucedido con aquel muchacho rubio. Desde el estacionamiento la miró en la distancia como ella lloraba sin consuelo por haber sido rechazada por el hombre al que amaba. No sabía quién era, pero era la más hermosa, fuerte y valiente. Se había confesado y había aguantado hasta ahora. Se mantuvo allí, varios minutos. Ella se durmió al descubierto. ¿Cómo una mujer tan bella se emborrachaba y se quedaba dormida a la deriva? Llamó a un taxi y la cargó en sus brazos, mientras ella permanecía sin despertarse. La llevó a un hotel y pidió una habitación.
Harold la observaba con una mezcla de asombro y compasión mientras la mujer dormía profundamente, completamente ajena a su presencia ya todo lo que había sucedido esa noche. Al cargarla, apenas sentia su peso; lo que realmente le pesaba era el dolor invisible que parecía envolverla. Su rostro, ahora en reposo, no mostraba la tormenta que había visto en sus ojos antes de que el