170. El bebé (TF)
Herseis llevó a su hijo al club del té en un carrito. Las mujeres se quedaron admiradas con la belleza y blancura del niño.
El club del té estaba en pleno apogeo aquella tarde cuando Herseis entró empujando el carrito de su hijo, Horus. El lugar, que siempre había sido un refugio de elegancia y chismes entre las mujeres de la alta sociedad, se silenció momentáneamente. Todas las cabezas se volvieron hacia ella y, por supuesto, hacia el pequeño bebé que llevaba en brazos. Las mujeres, algunas con tazas de té en la mano y otras con miradas curiosas, no pudieron evitar sentirse atraídas por la escena.
Sofía fue la primera en levantarse de su asiento y caminar hacia el carrito, con una sonrisa en los labios y una mezcla de entusiasmo y envidia en los ojos. Al inclinarse sobre el carrito, su sonrisa se ensanchó aún más cuando vio a Horus dormido plácidamente, envuelto en una suave manta de seda.
—Es tan precioso, Herseis —dijo Sofía en un susurro—. Horus, ¿por qué eres tan bonito?
El resto