Nicola
—Tengo un auto en el estacionamiento, —dije, mi voz firme y la adrenalina aún corría por mis venas, mientras girábamos hacia una pequeña entrada lateral.
Llegamos al estacionamiento y caminé directamente hacia el sedán oscuro estacionado en una esquina oculta. Abrí la cajuela con un movimiento rápido. Sabía muy bien lo que encontraríamos allí, pero me tomé un segundo para verificar que todo estuviera en su lugar.
Valentina se acercó, y sentí su mirada curiosa mientras inspeccionaba el contenido.
—Por supuesto que si—, murmuró rodando los ojos—, tienes todo un arsenal aquí.
—Nunca sabes cuándo lo vas a necesitar, —respondí sin levantar la vista, sacando una de las armas más grandes del maletero. Revisé el cargador con un clic y luego la metí en la parte trasera del cinturón. Lancé una mirada rápida a Valentina, evaluándola, antes de tomar otra pistola y ofrecérsela.
—¿Sabes? Este matrimonio está resultando exactamente lo que esperaba, —comentó mientras tomaba el arma y la revisa