Un saludo cambia la vida de Arcángel, venezolano, y Alejandra, mexicana. El amor toca a sus puertas, pero la distancia es el mayor obstáculo. Pese a los miles de kilómetros de separación, logran mantener a flote una relación abierta. Sin embargo, un acontecimiento atroz, rodeado de misterio y eventos paranormales, cambiará la vida de ambos. El destino es un escritor impredecible.
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FELIZ AÑO NUEVO!!
—Feliz año hermana.
—Igualmente para ti. — sonrió abrazándola, — igual debería estar saludando a mi hija, recibiendo el año nuevo con ella.
—Pues sí, pero este año le tocaba estar con Antonio, y ni modo Montse, pero no te preocupes, en un ratito más tendrás a la princesa en tus brazos.
Montserrat saludó a todos los familiares de la casa que realmente eran bastantes, después de dar el año nuevo, bromear y hablar al menos dos horas, decidió irse para su casa, pero empezó a llover, — la primera lluvia del año—. Cuando pensó que sería mejor quedarme un rato más a esperar a que dejara de llover, su celular empezó a sonar, vio en la pantalla número privado y rápidamente sabía quién era.
*******llamada telefónica*******
—¡Hola!
—¿Dónde está? — resopló ni siquiera un feliz año, claro debe de estar con “su mujer”...
—Dónde mi mamá, ¿Por qué?
—Porque ya voy a ir a dejar a la beba, que por cierto ya está dormida..
—OK, me voy a esperarla a mi casa.
—Bueno..
*******Fin de la llamada*******
Suspiró — este año va hacer diferente Montse, vas a ver que si. — se dijo a sí misma.
Se despidió de todos y se fue rumbo a su casa que queda como a cinco minutos de la de su madre.
De camino a la casa las personas se veían felices y saludaban a todo el mundo por todos lados — suspiró — tenía tantas cosas en su cabeza, miró el reloj y eran las 2:20 de la madrugada.
Al llegar a su casa no había pasado un minuto cuando escucho un carro y sabía que había llegado su nena..
Subió a su cuarto le buscó una pijama y le sacudió la cama, cuando Antonio la subió, Montserrat de inmediato la cambio y la acostó, su nena por mas habitación y cama que tenía siempre dormía con ella.
—Feliz año mi hermosa. —
Montserrat se giró para mirarlo, ¿Ahora era su hermosa?, ¿Y ahora si le habla cariñoso?
—¿Ahora si soy hermosa? —dijo sarcásticamente.
—Sabes que debo respetar a mi esposa, pero que siempre estaré para ti y mi hija. Así que ven dame un abrazo y un beso de feliz año, hermosa.
Sonrió porque a pesar de que iban a cumplir dos años de separados, nunca la llamaba por su nombre, solo por apodos, en fin, lo abrazó y le dio un beso en su mejilla.
—Feliz año nuevo, mi hermosa.
—Igual.
—Ya me voy, mañana pasaré como a la 1:00 de la tarde por Valery
—Está bien, descansa.
Cuando se fue, Montserrat se sentó en la cama, observó a su nena dormir, mientras le acariciaba su cabecita..
—¿Para que cree una familia sí siempre iba a estar sola?, como quisiera tener a alguien que en verdad me quisiera, ¿es tan imposible que a mi vida me llegue el amor?
Cuando conoció a Antonio le cayó muy mal, gracias a Keisy su mejor amiga lo fue tratando hasta que le empezó a gustar, en especial esos labios tan carnosos que tenía, pero después del año y un mes de ser novios le había sido infiel con una de sus amigas, pero ella tontamente se lo había perdonado, pero por perdonar tanto, se las siguió haciendo, se sintió tan estúpida, lo único bueno, era su hija, que es lo mejor que tenía en la vida y él era excelente padre ahí no se podía quejar, de hecho Antonio hubiera sido perfecto sino fuera tan mujeriego, él era cariñoso, atento, no tomaba, no fumaba, tiene un muy buen trabajo y era muy responsable..
Cuando teníamos tres años de estar juntos, Montserrat había entrado a trabajar a un supermercado y ahí conoció a alguien que hasta la fecha lo tenía como un bonito recuerdo, y sí, le había sido infiel a su "marido" al principio lo hizo por vengarse, Antonio seguía siéndole infiel y tras de todo si no era trabajando, era jugando bola y sino era porque andaba de Casanova, al final nunca tenía tiempo para ella.
Ese alguien que conoció se llamaba Gerardo, siempre fue lindo y tierno con ella, pero al igual que ella, él estaba casado, pero por cosas de la vida tenían los mismos problemas, pero al final acabó, lo de ellos duró cuatro meses y Montserrat lo había dejado, hoy en día sabía que aquel hombre también se había separado de su esposa, y eso la hizo pensar en ¿porqué lo había dejado? Porque cuando Antonio se dio cuenta que Montserrat había sido infiel, lloro a mares estaba muy mal, y la verdad ella lo ama con el alma, Antonio había sido su primer novio formal, la persona con que había perdido la virginidad y ella no quería que él volviera a sufrir, así que Montse se juró a sí misma nunca, pero nunca, volver hacer lo que hizo, no quería que él sufriera aunque lo mereciera.
Pero por más esfuerzos que hizo, de ser perfecta para él la dejó por otra mujer con la que ahora vive y con la que sí se casó, ¿pero en increíble que ellos se llevaban mejor ahora que cuando vivían juntos?, él seguía dándole cosas, está pendiente de ella y de lo que quería, trataba de darle lo que podía, ya que él no quiere que trabajara para que sea ella quien criara a la hija de ambos, pero Montserrat no quería estar toda mi vida así, quería terminar el último año de la secundaria ya que cuando tuvo la oportunidad no lo hizo y así poder entrar a la universidad ya que quería estudiar arquitectura, quería ser alguien por su hija, por ella y algo le decía que ese año lo iba a lograr iría paso a paso, pero lo iba a lograr…
Y con esos pensamientos se quedó profundamente dormida al lado de su princesa…
***
2 semanas después
Se despertó feliz de la vida, hoy empezaba el cambio en su vida, hoy entraba a estudiar, y daría todo de ella para salir adelante, Antonio le había dado el dinero de la matrícula y de la mensualidad..
Se levantó con la mejor de sus sonrisas, se bañó, se alistó, se arregló y por último levantó a su pequeña. Tenía que ir a dejarla donde su "mamá abuela" su abuela la había criado desde que tenía tres años, ya que su verdadera madre no pudo, pero no porque estuviera muerta, si no por otras cosas de la vida fue que no pudo criarla a ella ni a su hermana.
Una vez listas y que Montserrat fue a dejar a su hija, se fue a agarrar un bus, donde iba escuchando música y leyendo, sí se había vuelto una adicta a los libros hacía casi un año cuando leyó los de 50 sombras de Grey..
Cuando llegó al instituto sabía que las primeras clases eran de inglés amaba ese idioma, y pronto empezaría a sacar un curso por aparte y así podría terminar de aprender a hablar correctamente ese idioma, después de las primeras clases tenía unos veinte minutos para desayunar algo, para así seguir con las siguientes clases.
Cuando estaba en una panadería, sin querer chocó con un cuerpo musculoso.
—Lo siento no vi — estaba diciendo cuando alzó la vista y se encontró un hombre muy, muy guapo alto, ufff super alto, musculoso, tez blanca y unos ojos hermosamente azules, en el ojo izquierdo tiene una pequeña mancha café, y en labio inferior tiene un pequeño lunar. Si, se veía demasiado pervertida detallando tanto a ese hombre.
— Tranquila muñeca, todas tienen esa excusa para acercarse a mí.
Esas palabras la sacaron de su inspección, ¿¡Que ha dicho este idiota!? No podía creer que fuera tan imbécil y creído, era cierto que estaba muy guapo pero tampoco era para que fuera tan egocéntrico.
—¿Disculpa? bajale un poco a tu ego idiota, porque en lo más mínimo me interesa, acercarme a un creído como tú.
Y sin más salió de la panadería que está a dos edificios de su instituto. Aunque debía admitir que se había puesto muy nerviosa con la mirada de ese hombre, esperaba no volver a verlo nunca más.
La señora Rodríguez estacionó el auto en el estacionamiento exterior de la casa. El pórtico estaba decorado con adornos navideños, lo cual me permitió decir: —Vaya, aún siguen en navidad. —Me ha dado flojera quitar los adornos —respondió Oriana y vio los adornos con fastidio—. Quizás deba ponerme manos a la obra un día de estos, ya no estamos en navidad. —Quizás, pero a veces vence la flojera. En el jardín había un aspersor de agua que regaba las plantas, dibujaba una circunferencia y el rocío creaba un arcoíris. Uno que otro flamenco decorativo estaba enterrado en el pasto, que estaba bien podado. Los matorrales lucían cuidados y las flores exhibían su belleza. Paredes pintadas de amarillos crema, una mecedora bajo techo con un cojín para no malograr las nalgas y una mesita circular que parecía ser el apoyo de una futura bandeja con tazas de café. Había visto las sillas de plástico para los invitados. Parecía una representación barata de una casa de muñecas. La casa era espaciosa
Compré La trilogía de la niebla, de Carlos Ruíz Zafón. Como conocía los gustos de María, añadí una suscripción de Spotify con la lista de reproducción llena de canciones de BTS y One Ok Rock. Con los libros en mano, fui a un puesto donde pude envolver los libros con papel regalo.—Con esto bastará —dije y di una palmada al lomo de uno de los tres libros.Fui al supermercado. En la tarima que hay en una zona cercana a la parada de bus, una banda ofrecía un espectáculo modesto. Su música ni me atrapó ni me hechizó. Interpretaban una canción de Bon Jovi, pero la cantante soprano no ponía alma en la voz y estropeaba una estrofa tan maravillosa de Always. Una vez dentro del lugar, compré un envase de helado Tío Rico de oreo con vainilla.Sin más dilación, solicité un taxi cerca de la parada de aut
Después de ver el amanecer, me había ido a dormir con el profundo remordimiento de no haber hablado con Alejandra. Me vestí con una camisa blanca, holgada y un poco ancha. La tela era ligera, de modo que el calor no me afectaría tanto al usar la chaqueta azul con solapa vinotinto. Eran las doce del mediodía. Preparé una sopa instantánea con fideos, pasta larga, huevos, pollo y carne. Sabía muy bien, aunque la presentación del plato parecía el vómito de un duende. Luego de almorzar, que sería más bien el desayuno en hora de almuerzo, si es que se le puede llamar así, revisé las notificaciones de Telegram. Ella escribió un mensaje largo:Niño bonito, sé que te sientes solo. Perdóname por no estar atenta anoche, me ocupé con el proyecto de fin de curso y los muchachos de mi equipo no son muy atentos que digamos. Estoy cansada, créeme,
Me levanté en silencio y me puse un abrigo rojo con capucha. Para no llamar la atención de los sabuesos, preferí dejar mi rostro descubierto. Eran las ocho de la noche cuando miré el reloj de cocina. Bajé por las escaleras. Descender ocho plantas no me hacía ningún mal. Había dejado el teléfono encima del escritorio y solo llevaba conmigo, en los bolsillos, la tarjeta de débito y el carnet de identificación. Crucé el vestíbulo como si no quisiera ser visto por nadie, en realidad, ni quería ser visto por el portero.—Buenas noches —dijo el portero.—Buenas noches —murmuré.Seguí el camino de la calzada. Las luces de la calle me alumbraban y la vida nocturna se manifestaba en la música puesta en los grandes altavoces de las tiendas. Miré alrededor y una panadería estaba abierta. Pedí un croissant y caf&
Me acosté con el profesor de matemáticas. ¡Cuánta vergüenza! Me siento sucia y no soporto verme en el espejo. Tengo unos cuantos moretones en el cuerpo, pero es de mi novio, porque se ha puesto agresivo, le reclamé sobre su infidelidad. Una vez más, me silencian con golpes. Morados, heridas, cicatrices y odio acumulado. Despotrico contra mi persona. No puedo hacer nada al respecto, soy una debilucha y ellos me someten como un esclavo.Me encuentro en la habitación, escribiendo en estas páginas. Escribiré lo que nadie nunca leerá y sabrá de mí, pero me conformo con llorar y descargar mi sufrimiento. Estoy llorando, pero eso a nadie le importa, porque lo oculto, hago lo posible para no ser una carga para otros.¿Cómo terminé chantajeada y abusada por un depredador sexual con rol de profesor? Los psicópatas tienen la capacidad de ver las deficiencias de la v
Un día antes del cumpleaños de María, ella me invitó a salir a un centro comercial. Fuimos a La vela, pero sabía que atrás estaba la playa Bayside. Tenía la noción de ir allá, ya que a María le gustaba ese sitio, igual que a mí, porque allí Alejandra y yo estuvimos juntos. Había ahorrado dinero suficiente para comprar un regalo de cumpleaños, pero como yo era su sorpresa, decidí no ir a la librería a comprar La trilogía de la niebla, de Carlos Ruiz Zafón, sino al día siguiente para así empacar el regalo y dárselo ese mismo día como si fuera pan recién salido del horno. No sé por qué, pero me gusta ser puntual con los regalos, comprarlos el día en que lo entregaré.En la feria de comida, nos sentamos en las mesas que están al frente de Pollo Arturo’s. Al no haber KFC, prefer&iac
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