Le pedí a Andrew que me llevara de vuelta a casa, me había ausentado toda la tarde y parte de la noche. Alana estaba como loca buscándome ahora que la evitaba, y necesitaba hablar con mi terapeuta, así fuera solo una llamada.
Tenía sentimientos encontrados, estaba feliz, porque las cosas con Andrew parecían estar bien, nos encaminábamos a algo más que la relación meramente sexual de un principio, pero también sentía pánico de estar enamorándome de él. Si las cosas no funcionaban como creía, la única que iba a salir perjudicada sería yo.
Llegué a casa después de las ocho. No vi el coche de Alana, así que supuse que no se encontraba. Aproveché ese momento para llamar a mi terapeuta. Conversé con ella acerca de todo: mi historia con Andrew, el sentimiento de estar enamorándome de él y el miedo a no saber si estaba haciendo lo correcto. Ella solo me dijo: "No te preocupes tanto por el mañana, permítete ser feliz".
Sus palabras me quedaron resonando toda la noche, decidí entonces que tomar