Intentando que el líquido marrón, que recién había hecho, en la taza de porcelana blanca no se le voltease, avanza para abrir con una de las manos la puerta de la oficina equilibrándose perfectamente. Sus ojos se tuercen al no verla dentro, lo cual es raro porque no la ha visto salir. Se dispone a dar media vuelta cuando el huracán Denise le corta el paso, haciendo que el café caliente se vierta sobre él y en un gesto instintivo al sentir el calor soltase la taza al piso, dejándola romperse en varios pedazos.
— ¡Rayos! —protesta sacudiéndose la camisa, lástima que la tela ya había absorbido la mancha
— ¿Ese era mi café? —Protesta Denise, Richard le lanza una mirada de obviedad abriendo los ojos —No te vi —intenta excusarse —Tengo sueño, y es tú culpa.
— ¿Mi culpa? —siempre era su culpa, no importaba en qué lado de la situación estuviese, siempre tendría la culpa
—Por ti y tu idea estuve dos horas sacando pedazos de rana de mi pelo —su cuerpo hace un espasmo al recordarlo y su piel