Richard borra el mensaje de la aplicación celular, una amenaza a la vida no es un buen contribuyente para el estrés. Por una vez tendría tiempo libre, llena su vaso de wiski y se sienta frente a la televisión. Unas horas más tarde Denisse sale del cuarto.
—Debemos irnos —es lo primero que dice apagando el partido de Richard. —he pedido un taxi, debemos ir a la empresa y revisar el inventario total, contabilizar y otras cosas.
—La doctora dijo que deberías descansar, y yo también quiero.
—Estoy bien, he descansado y para eso te pago.
—Quiero un aumento de sueldo —responde saltando del sillón.
Denisse hace varias llamadas mientras van en el taxi. Sus dedos se mueven con rapidez sobre el táctil. Entran en el elevador del edificio administrativo pero en vez de subir, bajan hacia los almacenes, pasando por los laboratorios, tres pisos abajo.
— ¿Aquí sí es donde escondes los cadáveres?
—No tonto, esos los arrojo directo por el incinerador —contesta Denisse mientras un grupo de tres