La ciudad seguía respirando en silencio mientras los negocios, las luces y las vidas seguían su curso, ajenos al drama que se gestaba bajo la superficie. Cada calle, cada esquina, era una pieza en el complejo rompecabezas que Iván había comenzado a armar, un rompecabezas que pronto se transformaría en un tablero de ajedrez donde cada movimiento podría ser el último. Los ojos que vigilaban desde las sombras se preparaban, y las piezas que habían sido colocadas en el campo de batalla estaban por moverse.
En su oficina, Iván caminaba de un lado a otro, la ansiedad de la inminente confrontación apoderándose de él. Mientras las horas se alargaban y la noche avanzaba, su mente no dejaba de repasar las opciones, los riesgos y las posibles consecuencias de lo que estaba por hacer. No solo se trataba de ganar la guerra contra Montalvo, sino de consolidar su propio poder, de asegurar que los cimientos de su imperio permanecieran firmes a medida que se aproximaba la tormenta.
Sofía, Félix y Andr