Capítulo 64 —El cartel verde
Narrador:
El amanecer apenas se insinuaba entre las cortinas. Un tenue reflejo dorado comenzaba a pintar las paredes del dormitorio cuando Desirée abrió los ojos. No se movió enseguida.
Lo miró. Cédric dormía profundo, con el rostro relajado, una mano extendida sobre la cama, como si la buscara incluso dormido. Y en ese momento, el corazón se le estrujó. Tan fuerte. Tan silencioso. Quiso quedarse. Quiso hundirse otra vez bajo las sábanas, buscar su calor, volver a meterse en su cuello y fingir que el mundo no existía. Pero no lo hizo. Porque sabía la verdad. Ese hombre no era para ella. Y ella no era para él. Él tenía un camino. Uno cargado de nombres, de compromisos, de historias inconclusas que aún no terminaban de cerrarse. Y ella tenía el suyo. Uno que la alejaba, aunque doliera.
Se levantó despacio, sin hacer ruido. Cada movimiento era una puñalada en cámara lenta.
Se vistió lentamente, como si el cuerpo le pesara. Como si al ponerse cada prenda, fuera