Capítulo 120 —Jodidamente encantador
Narrador:
El desayuno era sencillo: café con leche, tostadas, y una pequeña bandeja de frutas que Desirée picoteaba con desgano. Cedric la observaba desde el otro lado de la mesa en la pequeña cafetería, sabiendo que algo se cocía en su cabeza.
—Voy a verla —dijo de pronto, sin levantar la vista del trozo de kiwi que empujaba con el tenedor —Hoy. Antes de que me arrepienta.
Cedric dejó la taza sobre el platito, se recostó contra el respaldo y asintió.
—Está bien —dijo con calma. Pero acto seguido, sacó su móvil del bolsillo y, sin dudar, marcó un número.
Desirée frunció el ceño.
—¿Qué haces?
Él levantó una mano, pidiéndole silencio mientras el teléfono sonaba. Cuando la llamada fue atendida, su voz se tornó firme pero cordial.
—Charlotte, soy yo. Solo para avisarte que Desirée me pidió que te avisara que va a pasar por tu casa dentro de un rato. Está dispuesta hablar contigo. —Del otro lado, se escuchó apenas un murmullo. Cedric no dio lugar a más.