Capítulo 122 —Una elección
Narrador:
Charlotte se detuvo, bajó la mirada, y por primera vez en años pareció encogerse ante ella. Como si el peso de todo lo que había callado se le viniera encima de golpe.
—Yo no pensaba que iba a durar tanto —dijo al fin, con la voz ronca, quebrada por la culpa—. El abogado… el muy imbécil me prometió que me sacaría en dieciocho meses. Me juró que podía hacerlo.
Desirée la miraba, aún de pie, sin moverse ni un centímetro.
—¿Y entonces? ¿Qué pasó? —preguntó, casi en un susurro, como si ya no le quedaran fuerzas para enfadarse.
—El directorio —dijo Charlotte —Querían quedarse con la Fundación. Henry se había convertido en un problema, y yo era su sombra. Me ofrecieron un trato: aceptar una sentencia sin derecho a apelación, diez años. O ir a juicio, enfrentar una posible cadena perpetua y exponer la verdad… pero sin garantías. Me chantajearon. Y el abogado… el abogado ya estaba comprado. Mi defensa fue un desastre, Desirée. Sabía que perdería. —Desirée