El semáforo marcó verde. El sonido estridente de un claxon me sacó de mis pensamientos, borrando de golpe el último sentimiento que le guardaba a Lucas.
Pisé el acelerador y seguí mi rumbo. El sol comenzaba a asomar en el horizonte, tan brillante y claro como la vida que ahora tenía por delante.
Tres años después, fui invitada al concurso global de documentales, donde gané el premio principal.
Después del evento, me tomé un tiempo para firmar autógrafos a los fans que se acercaron a felicitarme.
Durante esos años, me mantuve enfocada en mi trabajo en la caridad y en mis documentales. Viajé por todo el mundo con mis compañeros, documentando especies en peligro de extinción.
Una noche, al terminar el trabajo, volví a la villa, tan agotada que apenas podía mantener los ojos abiertos.
Pero al llegar frente a mi puerta, vi a una silueta parada allí. Sin pensarlo, mi mano voló hacia la pistola eléctrica. Las experiencias peligrosas que había vivido en el extranjero me habían enseñado a desco