— ¿De dónde nos conocemos? —preguntó la chica asustada—. ¿Por qué sabe mi nombre?
—¿No eras muda? —inquirió Sofía sorprendida—. Ese no es el punto ahora mismo. Soy una vieja amiga de tu padre —explicó con una pequeña sonrisa—. Antes de morir me pidió en una carta que te buscara y te diera protección, algo que hasta el momento no pude hacer.
—¿Conoció a mi padre? —cuestionó Anya asombrada—. ¿Cuándo sucedió eso?
—Fue cuando estaba aquí por unas vacaciones con mi esposo. Es algo complicado de explicar, pero ten por seguro que tu padre era un buen hombre, y cuando me enteré de que fue sentenciado por un error que él no cometió, quise destruir todo.
—Mi padre era un buen hombre. —Sus labios temblaron al decir esas palabras—. El sujeto que hizo ese robo está libre como si nada, y yo…
—Estás sufriendo por amor. —La alfa pasó las yemas de sus dedos por la marca que estaba a medio cerrar—. Se nota que has pasado por muchas cosas tú sola, que apenas puedes sobrevivir y que lo más seguro es que