Zair había salido hecho una furia de la habitación. Por más que trataba de demostrarle a Anya que la quería, ella se echaba para atrás. Se sintió bien el pasar la noche con ella. Durmió más de lo que pensó y se sintió excelente. Fue al bar del hotel y pidió algo de beber. No pasaron siquiera diez minutos antes de que alguien se sentara a su lado como si nada.
—Buenos días, Zair. —Angie se sentó y pidió algo de beber—. Anoche no pudimos hablar.
—No estoy de humor ahora mismo para hablar contigo —espetó sin mirarla—. Es mejor que regreses a tu casa o que busques algo que hacer.
—No, vine hasta este país para poder pasar tiempo contigo. —Angie se veía decidida—. El que me hayas dejado plantada la noche anterior fue muy doloroso para mí.
—Como si eso me importara. —Le di