Zair se quedó en silencio mientras la miraba. Ella era demasiado hermosa para su gusto. Tenía todo lo que alguna vez quiso. Deseó en verdad poder tocarla, pero, al parecer, eso no era de su agrado, por lo que dejó a un lado la idea de poder tenerla cerca. Nunca obligaría a una mujer a estar con él por más que lo deseara. Siempre se consideró una persona que respetaba las decisiones de los demás, y si esa hermosa humana no quería que él la tocara, estaba bien. Ladeó la cabeza y notó lo que ella tenía bien oculto en su cuello y algo que lo dejó atónito. Era una humana con una marca de un lobo.
—¿Alguna vez has estado con un lobo? —Ella negó con la cabeza sin mirarlo, así que Zair no le creyó—. Tienes un lazo roto que adorna tu cuello. Por lo visto, hay alguien más en tu vida, porque la marca todavía la tienes.
—Tengo un hijo. Me imagino que ya lo sabía. —Anya se limpió los labios—. No me gusta hablar de mi vida privada. Es algo que siempre me ha tenido algo alejada de los demás.
—¿Y la persona que te marcó?
—Eso es algo privado. —Dejó la comida—. Después de terminar mi trabajo, saldré a buscar a mi hijo a la escuela. Me necesita. No puedo…
—Tienes permiso para salir, mejor dicho, el de mi mano derecha, que parece tener una especie de amistad incondicional contigo. —Anya lo observó ceñuda—. Puedes continuar con tu trabajo. No te voy a detener.
Ni siquiera se movió de su lugar durante la mañana y tampoco se dio cuenta de que tenía trabajo por hacer, mucho menos que ponía nerviosa a la pobre chica mientras hacía su trabajo. En ese momento, quería saber qué pensaba esa chica.
—¿Puede ver lo que está aquí? —preguntó Anya con la frente arrugada, y Zair tuvo que sacudir la cabeza—. Creo que arreglé lo que estaba mal en la maqueta.
—¿Tan rápido? —Se puso en pie y caminó hacia ella—. Vaya, realmente eres muy buena en esto.
—Gracias. Fue algo fácil de arreglar una vez que anoté todos los errores. Eran más de los que pensé. —Le pasó la libreta—. Ahí están todos los errores que encontré. Revise la maqueta como se debe y después me dice qué tal está.
—No hay nada más que decir, todo está bien. Tienes buen ojo para esto. Sin duda, en donde sea que estudiaste te enseñaron bien sobre esto. —Sonrió—. Te has ganado tu sueldo.
—Gracias, señor.
—No me agradezcas. Puedes quedarte con las luces de esa manera y mirar más a fondo la maqueta y luego decirme si hace falta algo más. —Puso la mano en su hombro y la sintió tensa—. Lo siento, no volverá a pasar.
—Gracias. Le diré a su secretaria que me dé las informaciones.
Zair salió de la oficina, fue hacia donde estaba su secretaria y golpeó su escritorio con ambas manos. Jessica lo miró de arriba abajo, como si tratara de descifrar qué quería su amigo.
—Necesito que investigues a fondo todo lo relacionado con Anya. Quiero saber hasta la última cosa que ella pueda estar ocultándome. —Jessica se levantó y lo agarró del brazo—. ¿A dónde me estás llevando?
—A hablar de forma civilizada y que ninguno de tus empleados sepan que ya estás interesado en una humana común y corriente, que apenas tiene un día de haber iniciado un trabajo de tres a seis meses. —Abrió la puerta de la sala de juntas—. ¿Se puede saber por qué demonios estás interesado en esa chica?
—Ni siquiera puedo acercarme a ella sin que se ponga nerviosa. Hoy quise poner mi mano en alguna parte de su cuerpo, pero se alejó y se puso tensa.
—Todos tenemos un pasado. No tienes derecho a buscar nada en el de ella. Te dije que te habías acostado con esa chica hace años, pero decidiste dejarlo a un lado. —Jessica se mostró enojada—. Esa chica tiene un hijo, me imagino que te lo dijo. Sin embargo, no creo que sea tuyo, ya que nació un año después de que te acostaste con ella.
—Entonces es una zorra.
—¡Deja de decir esa basura! —Zair se asustó al escucharla gritar—. Entonces, ¿por qué es mujer, ella no merece tener sexo con alguien?
—Nunca dije nada malo en contra de ella. Me acabas de dar un susto de muerte. —Se llevó una mano al pecho—. ¿Por qué eres tan mala conmigo?
—Porque te mereces unos buenos azotes de mi parte —gruñó—. ¿Cómo que no dijiste nada malo?
—No le volveré a decir que es una zorra. —Entornó los ojos—. Ella es un angelito.
—Nunca dije que lo fuera, pero tienes que ver que tal vez es una humana que tuvo una marca de un alfa y que ahora está pasándola mal con su hijo y que, por esa razón, terminó en la empresa. —Jessica suspiró y le hizo una seña para que se sentara—. La investigué antes de contratarla. El dinero que gana, en su mayoría, no es más que para su hijo. Tiene problemas con las feromonas, y ella está pagando su tratamiento. El niño está en la escuela todavía. Es una mujer excepcional, y créeme que te sorprenderías mucho al conocerla.
—Tiene un olor que me gusta. No sé a qué se debe. Ella posee una marca de un lobo en su cuello. No puedo siquiera imaginarme lo que pasa por su mente.
—Tal vez el lobo que la marcó es alguien horrible. Es una hermosa chica. Desde que llegó, llamó la atención de las personas. Ahora todos tus empleados llegan primero que ella solamente para verla —bromeó—. Ella tiene unas horas aquí y se siente un ambiente diferente. Nadie quiso salir de la recepción hasta que la vio llegar.
—Esta empresa está llena de lobos, y ella es una humana. —Golpeó con sus dedos el escritorio—. Me temo que las reglas tienen que cambiar a partir de este momento. No podemos seguir en esto.
—¿Con qué?
—Nada malo, solo que me siento ansioso al tenerla en la misma empresa que yo. Su olor es muy llamativo, me gusta, y quiero tenerla cerca.
—Tienes seis meses para que ella caiga en tus manos. Después la dejarás ir para que tenga una vida rutinaria con su hijo, como la ha tenido hasta el momento, y no te vas a meter en nada. —La omega ladeó la cabeza—. Será muy divertido ver cómo tratas de hacer que esa chica esté en tu cama.
—¿No dijiste que su hijo tiene problemas con sus feromonas? ¿Es un alfa? —Jessica asintió—. Buscaré la manera de hacer que ella esté conmigo.
—Anya es una hermosa humana que ha luchado durante años en contra de todos los lobos para proteger a su hijo. ¿Crees que aceptará estar contigo por el simple hecho de que se lo pidas?
—No me interesa nada más que estar con ella. —Jugó con el anillo que estaba en su dedo—. Anya tiene un olor que me gusta, y no sé a qué se debe, ya que nunca lo había percibido en una loba o humana.
—Han pasado tantos años sin tener un poco de intimidad con una mujer que ahora pareces muy necesitado de eso. —Ambos rieron—. Me gustaría ver cómo esa pobre alma te niega hasta el respirar en su dirección.
—¿Quieres apostar que ella no podrá negarse a mis encantos?
—Te daré un mes para que puedas llevarla a la cama. Si ella no cae ante tus encantos en ese tiempo, la dejarás terminar los proyectos que les voy a poner para ayudarla con su hijo y no te vas a acercar con algo de morbosidad.
—Bien, un mes, y después me alejaré de la pobre humana que tanto defiendes como si yo no importara y luego la dejaré terminar con todo lo que le pongas. —Levantó las manos—. Seré un hermoso ángel caído del cielo.
—No quiero que seas un ángel caído del cielo, quiero que seas un puto ángel que esté en el cielo y que cumplirá su palabra, porque te vi cruzar los dedos detrás de tu espalda. —Chasqueó la lengua—. Espero que no trates de hacerme cambiar de opinión, porque no lo vas a lograr.
—Sabes que soy muy bueno en lograr que las personas siempre hagan lo que les pido. —Se puso de pie—. Puedes ver cómo lograré saber más de una cosa de esa hermosa humana que tanto quieres proteger de mí.
—No la estoy protegiendo a ella, sino a ti de lo que ella pueda causarte más adelante si no te detienes a tiempo.
Zair no quiso escuchar algo más de su amiga y salió de la sala de juntas para luego dejar que todo su cuerpo volviera a lo mismo de antes.