BLAIR
Fui nombrada gerente un par de días después, y German fue nombrado subgerente, lugar que estaba vacío hasta ahora. Según la directiva yo tenía un conocimiento más amplio del proyecto gracias a todas las tonterías que Benjamin me hizo hacer con la base de datos y los archivos.
Ahora tenía una oficina, y se sentía genial. Claro, la limpié a fondo con cloro y desinfectante para deshacerme de la peste que representaba Benjamin.
En ese momento me encontraba en la oficina del CEO, de Dominik, ambos discutiendo sobre los prototipos nuevos que serían sometidos a evaluación próximamente, más que nada el tema de cálculos y cosas que requerían bastante concentración cuando, de repente, el interfono sonó, sacándonos de nuestro debate.
Dom frunció el ceño, pero apretó el botón.
—¿Qué ocurre, Paul? Estoy ocupado.
—Señor Engel, la señorita Krüger se encuentra en la recepción y solicita verlo.
La expresión del pelirrojo se ensombreció un poco.
—¿Qué hace ella aquí? —inquirí con pleno derecho. ¿