BLAIR
Mantener separados lo profesional de lo privado era complicado, pero me las ingeniaba para hacerlo.
Ese sábado llegué a la empresa temprano porque debía trabajar hasta más o menos las tres de la tarde. La fiesta de Ray era a las cuatro y ya tenía más o menos todo visto.
Me quedé un poco después de las tres a que todos se fueran porque se suponía que debía irme con Dominik a la casa, pero primero tocaba hacer algunas cosas antes.
Al salir del departamento pasé de Benjamin, que últimamente me estaba fastidiando la paciencia desde que despidieron a Helen, y salí de la oficina. Caminé con calma hasta que un auto se detuvo a mi lado, y al voltear encontré a Dominik en el asiento del conductor. Hoy vestía de forma mucho más casual que de costumbre.
—¿Va a alguna parte, señorita?
Su chulería ya se me hacía costumbre, esa sonrisita complaciente y de que lo tenía todo bajo control. Miré alrededor, viendo que no hubiera nadie que nos viera, y rodeé el auto para subir al asiento del pasaje