Cap. 90: Vigilada.
El sol del mediodía se colaba a través de las persianas mal cerradas, proyectando líneas claras sobre el piso de mármol. El apartamento de Megan era amplio, elegante, frío. La decoración minimalista parecía más de hotel que de hogar.
Ella entró furiosa, tirando el bolso sobre la isla de la cocina sin cuidado. Aún tenía los lentes oscuros puestos, y el gorro de lana ocultaba su cabello perfectamente recogido. Se arrancó todo eso de un tirón, revelando un rostro tenso, crispado, al borde del estallido.
—Maldit@ zorr@ —murmuró entre dientes, lanzando el abrigo sobre una silla.
Caminó hasta el estudio. Cerró la puerta con llave. Abrió un cajón y sacó un teléfono secundario, pequeño, negro, sin marcas visibles. Lo encendió sin pensarlo dos veces.
Mientras el dispositivo arrancaba, desplegó sobre el escritorio una carpeta que ya tenía lista. Fotografías. Direcciones. Rutinas. Sabía que este día podía llegar. Solo estaba esperando el momento exacto.
Marcó un número. El tono sonó tres veces.