Cap. 233: Una esposa fugitiva. Un abogado prohíbido.
Cap. 44: ¡Huyan están en peligro!
Doña Magdalena cruzó los brazos, implacable.
—No vamos a repetir lo mismo. Richard te dio una vida de reina y deberías agradecerlo.
Aria sintió que las lágrimas le ardían, pero no las dejó caer.
—No… no voy a agradecer un infierno.
Axel, con la mandíbula tensa, dio un paso al frente.
—Vámonos, Aria. Vamos a ver si frente a las autoridades se atreven a seguir negando lo que hicieron.
La tomó del brazo con firmeza y la guió hacia la salida, mientras, a pocos metros, el hombre que vigilaba a la familia Estrada marcaba el número de Richard con una mirada fría y calculadora.
Aria salió de la casa con lágrimas resbalándole por las mejillas, respirando con dificultad, como si cada paso fuera una carga. Axel caminaba a su lado, protegiéndola con el brazo sobre sus hombros, como un escudo contra todo lo que pudiera alcanzarla.
—Es inútil —murmuró ella, con la voz rota—. Ellos no van a confesar.
—Y siento que ahora sí nos metimos en problemas —respondió Axel, s