Cap. 211: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 22: Desaparecidas.
Axel se detuvo frente a la puerta de la habitación de huéspedes. El pasillo estaba en penumbra, y solo una lámpara de pared iluminaba su figura imponente. Golpeó dos veces con los nudillos, sin levantar la voz.
—Aria.
Del otro lado, solo hubo silencio. Luego, el crujido de la cama y una voz baja, ahogada.
—Por favor, no deseo hablar.
Axel apoyó la palma en la madera, cerrando los ojos un instante. No era el tipo de hombre que suplicaba, pero había algo en esa negativa que le calaba más de lo que imaginaba.
—Es importante —dijo con voz firme, aunque contenida—. Hay muchas cosas que necesito saber. No para juzgarte, Aria, sino para planear la estrategia que te permita ser libre de Richard.
Silencio otra vez. Después, la voz de ella, más dura esta vez, aunque le temblaba ligeramente.
—No. No quiero que se involucre más. Usted ya ha perdido demasiado por mi culpa. Y si sigue insistiendo, si intenta forzar esta conversación, me iré ahora mismo. Con mi hija. A la c