Nathan cerró la puerta de su oficina. Afuera, el murmullo constante de la oficina seguía su curso, pero él apenas lo registraba. Desde que Marie había regresado del baño, con el rostro húmedo y los ojos bajos, no se había atrevido a mirarla directamente. Ella tampoco había buscado su mirada. Simplemente había salido, se sentó en su escritorio, tomó su botella con agua de limón y fingió concentración… aunque Nathan notaba el temblor leve de sus dedos.

Él, en cambio, no podía quitarse la inquietud del pecho. La escena en su memoria se repetía una y otra vez: el tono molesto de su voz cuando le gritó, la manera en que ella lo enfrentó con furia, las lágrimas que le empañaron los ojos… y el gesto de asco, casi desesperado, cuando percibió su perfume. Después, el sonido de la puerta del baño cerrándose tras ella.

Se dejó caer en su silla de cuero, y sin pensarlo demasiado, abrió la laptop. Tecleó con rapidez, con los labios apretados.

Síntomas tempranos de embarazo.

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