Pov Christopher
El aire de la mansión se siente denso. Pesa sobre mis hombros como si supiera lo que acabo de leer.
La carta está entre mis dedos temblorosos, arrugada por la presión. La leo otra vez, buscando que algo cambie, que diga algo diferente. Pero no. Las palabras son claras, definitivas, dolorosas.
> “Tú eres mi nieta. La hija de mi hija Elizabeth con Michael.
Alisson. Mi Alisson. ¿Es mi prima hermana?
El pecho se me desgarra.
La garganta se me cierra.
Siento la rabia, la confusión, la desesperación subir por mi cuerpo. Mi respiración se vuelve lenta. Errática. Apoyo la mano en la pared, porque el mundo gira a mi alrededor.
Quiero gritar. Golpear algo. No puede ser. No puede. ¡Maldición, no!
Camino en círculos por el despacho. Me meto el sobre en el bolsillo de mi chaleco.
¿Cómo pudo mi abuelo guardarse algo así? ¿Cómo… después de todo lo que viví con ella?
Miro la foto de él. Está ahí, enmarcado, eterno, con esa misma maldita sonrisa como si supiera que hoy iba a hacerme e