Todos se quedan en silencio y él se limita a acercar un plato a mí. Era evidente cuál era su petición, pero, yo me niego a complacerlo y me cruzo de brazos.
— Come — ordena Helmut con frialdad. — No tengo hambre — digo y él suspira profundo — Debe ser terrible casarte con una niña, ¿no es así? — Si crees que voy a darte la comida en la boca, suplicando que comas, te equivocas. — Dice Helmut con frialdad — Un paso adelante, Cleotilde — ordena Helmut y la chica que me ha acompañado en la biblioteca, da un paso adelante. — Sí, señor. — Dice Cleo — Dile a tu jefa porque te voy a castigar — dice Helmut transformándose en hombre lobo. — El jefe me va a castigar porque no le recordé que debía comer, no la convencí de ir a