Narrador omnipresente
Helmut, quien había entrado a la habitación de Aitana al haber escuchado como vomitaba, se sorprendió y preocupó cuando la vio desplomarse. La última esperanza, para él ser un hombre lobo sin maldición, se desvanecía ante la posibilidad de que Aitana muriera. — ¡Traigan un médico ahora! — grita Helmut, tomando a Aitana en sus brazos. La mujer de contextura corporal delgada, se perdía en el cuerpo alto y musculoso de Helmut. Su temperatura corporal, escasamente se sentía y al ser una mujer lobo, era preocupante para Helmut.‘La he matado. He matado a una niña por mi maldición’ dice Helmut mentalmente.Uno de los lobos corre y mira a Aitana, lo primero que hace es confirmar que está viva y después de ello, la aleja de los brazos de Helmut, para tratarla, mientras Helmut, se atormenta por lo que