Clyde bajó del auto, su mirada era oscurecida, llena de rabia.
Julián bajó del auto, miró al hombre.
—¡Oye! No puedes perseguirme, llamaré a la policía.
Clyde le apuntó con la pistola, cortó cartucho.
Julián abrió ojos enormes, no lo esperaba, alzó las manos, como si quisiera tener una fuerza invisible que detuviera a su contrincante.
—¡No dispares! Por favor, no dispares.
Denzel se acercó al hombre, le dio un fuerte golpe en el estómago que lo dejó sin aire. Luego volvió a golpearlo.
Clyde se acercó, puso la pistola en la frente del hombre, lo obligaron a ponerse de rodillas.
El hombre se puso a chillar, estaba rojo del rostro, comenzó a suplicar que le dejaran ir, era como un niño herido.
—Dime, ¿Qué le hiciste a Celestia?
—¡No le hice nada! Solo fue por las fotos, pero te juro que no toque a tu mujer.
Los ojos de Clyde se abrieron enormes, golpeó al hombre con una fuerte patada en los testículos, chilló de dolor.
—¿Qué dices, malnacido? ¡¿Por qué lo hiciste?!
El hombre