Capítulo treinta y seis. ¿Secuestrada?
«¡Sienna!»
El corazón de Hasan estuvo a punto de detenerse dentro de su pecho al sentir el cuerpo de Sienna aflojarse entre sus brazos.
—¡Sienna! —volvió a gritar, mientras la llevaba a la cama—. Por favor, no me hagas esto —susurró.
Hasan colocó el cuerpo de Sienna sobre la cama, apartó el mechón de su rostro y miró a la puerta, con la esperanza de que alguien hubiese escuchado su grito de angustia, pero nadie se asomó.
—¡Assim! ¡Callie! —gritó a todo pulmón mientras la angustia se apoderaba de todo su ser.
Hasan pocas veces había sentido miedo, quizá, nunca antes de conocer a Sienna. Sin embargo, ahora que la tenía, temía perderla.
—¡Assim! ¡Callie! —volvió a gritar, esperando esta vez tener éxito.
La puerta se abrió de manera abrupta mientras el consejero y la rubia hacían acto de presencia en la habitación.
—¡Señor!
—¡Sienna! —gritó Callie al ver a su amiga desmayada.
—Llama un médico, Assim, dile que es urgente —ordenó Hasan.
Mientras Callie corrió al cuarto de baño, ya se había