POV: Carolina Langford

Al abrir los ojos, lo primero que veo es la figura de Eliot, profundamente dormido junto al sofá. A su lado, un pequeño cuenco con agua y un paño dentro evidencia que ha estado cuidándome.

Intento incorporarme, pero un intenso mareo me invade y me obliga a recostarme de nuevo, sintiéndome débil.

Eliot abre los ojos de golpe, como si hubiera estado esperando este momento. Se acerca rápidamente y coloca su mano sobre mi frente.

—¡Carolina, al fin despiertas! ¿Te sientes mejor? —me pregunta con evidente preocupación.

Asiento con una leve sonrisa.

—Sí, gracias a ti, Eliot. Eres un amigo increíble —le respondo con dulzura. Por un instante, me parece ver un destello de decepción en sus ojos, pero lo disimula enseguida con una sonrisa cálida.

—No tienes que agradecerme, boba. Sabes que siempre estaré para ti —dice, y sus palabras me arrancan una pequeña sonrisa.

De pronto, un torrente de recuerdos me golpea con fuerza: ¡mi padre en la cárcel! ¡Mi hermano! ¡La am