POV : Tercera Persona
Eliot no podía moverse. Sus piernas temblaban, sus labios seguían murmurando palabras que ni él mismo comprendía. Finalmente, con el alma desgarrada, se acercó al cuerpo que yacía frío sobre la camilla. No le importó la sangre ni el desorden del rostro. No le importó que el aire en la sala fuera helado. Solo sabía que la mujer que amaba estaba allí… o eso creía.
Se inclinó lentamente, y con las manos temblorosas, rodeó el cuerpo con sus brazos. Hundió el rostro en el pecho de Carolina, como si así pudiera traerla de vuelta, como si abrazándola pudiera borrar todo. Las lágrimas caían sin cesar, mojando la tela blanca que la cubría.
—Perdóname… —susurró entre sollozos—. Perdóname por no estar cuando más me necesitabas… por no protegerte… por dejarte sola.
Acarició el rostro de la mujer, aun sabiendo que ese rostro ya no podía sentir. Besó su frente con una devoción dolorosa, como si pudiera transferirle vida otra vez. Se quedó así durante minutos, tal vez horas, a