Stella se encontraba sentada en el estrado, sintiendo las miradas de todos clavadas en ella. Se aclaró la garganta, reuniendo fuerzas, y respondió:

—Porque en ese momento yo no tenía claras mis ideas. Acababa de ser plantada por mi novio… ese hombre me humilló. No solo me robó dinero, sino que me dejó claro que no se casaba conmigo porque… porque no era lo suficientemente atractiva. Por eso, cuando ayudé al señor Duque, no pensé en otra cosa más que llevarlo a mi casa. Necesitaba aferrarme a algo —terminó, con la voz quebrada, mientras una sombra de tristeza cruzaba sus ojos.

Al escucharla, Mike sintió un inesperado torbellino de emociones. Las palabras de Stella, que describían la humillación y el rechazo que había sufrido, empezaban a desmoronar sus defensas, despertando algo en él que no lograba comprender. Recordaba vagamente una calidez en el trato de ella, un consuelo sincero… Y ahora, escuchar lo que había pasado aquel día le hacía verla con una mezcla de curiosidad y desconcie