Debí aumentar como 50 kilos anoche porque el cuerpo me pesa con exageración. Mi boca se siente muy seca y la luz que percibo con los ojos todavía cerrados, me molesta. Sin embargo, me rehusó a despertarme del todo por estar sobre un lugar cómodo y cálido. Me aferro más a este y no le quiero soltar. De hecho, me acurruco más, mi brazo le aprieta más, mi pierna se monta más encima, y mi nariz se sumerge en su delicioso aroma.
Un aroma reconfortante y masculino.
Reconfortante y masculino.
Abro los ojos espabiladamente y me doy cuenta de dónde estoy, con quién estoy.
Estoy en la cama con… Leonel. Abrazándolo y casi que montada encima de él. No ayuda a mi tranquilidad que este esté dormido y que mi rostro esté en contacto directo con su pecho desnudo. Levanto mi cabeza con la mayor de las vergüenzas y preocupaciones.
No tenía nada de ropa de las caderas para arriba, y el resto cubierto con la sabana, es más martirizante que yo apenas tenga un camisón ligero puesto… sin sostén debajo.
Esto