Por Alberto
-No es tan simple.
Dijo Claudio.
-Lo sé.
Sé que, si algo se sale de control, sería catastrófico.
-Podés perder mucho si la madre del niño te hace juicio.
-Lo sé, pero está comprobado que yo ignoraba que Ricardito no era mi hijo.
-Sí, la que caería es Vivían, pero te puede arrastrar, porque ella fue cómplice de robo.
-Puede porque estábamos casados, pero yo puedo comprobar que esa semana estaba en Buenos Aires, la propia Vivián, se encargó de comentar que estuvo sola en el parto porque yo estaba de viaje.
Gustavo sonrió, mientras encendía un cigarrillo.
-Esa mujer es el diablo en persona, pero hubo cuestiones que no consideró, “detalles” como que la verdad podría salir a la luz.
Claudio es irónico en su comentario.
- ¿Te acompaño para que hables con ella?
-No, gracias, considero que lo mejor es que vaya como víctima de Vivián, que realmente fue así, quiero lograr cierta empatía con ella.
-Alberto, sos un tipo muy inteligente, no entiendo cómo te casaste con Vivián.
-Fui amb