Por Alberto.
Nombré a mi esposa, no puedo ser tan imbécil.
Claro que rápidamente dije que era mi socia, en realidad lo es.
Yo no la veo de otra manera, porque Vivián es una socia, un estorbo, un clavo en mi zapato.
Traté de minimizar el nombre de Vivián y luego cambié de tema.
El aire estaba un poco tenso, pero luego se disipó y todo pareció volver a la normalidad.
La armonía de siempre siguió su curso.
Mientras tanto yo estaba pensando que tenía que apurar todos los documentos falsos para poder casarme con Alice.
Ella confiaba ciegamente en mí.
Estoy seguro de que voy a poder manejar la situación.
Vivián jamás viaja a Buenos Aires y Alice es sumisa, si yo no le propongo ir conmigo a algún lugar, ella, sola, no iría a ningún lado.
Hicimos el amor, me vuelve loco en la cama y yo a ella la hago explotar de lujuria y pasión en cada orgasmo que le provoco y como hombre con experiencia, sé provocarle múltiples orgasmos, la vuelvo loca de placer y ella bebe de mis manos.
Lo que siento por A