Por Alberto
Quise demostrarle que ella es mucho más que sexo y mordiendo mis ganas, que realmente eran feroces, no hice un solo movimiento para terminar en su cama.
Cenamos en su casa y luego de tomar un café en su cómodo sillón, y hablar primero de temas triviales, luego de la carrera de Eli, y más tarde, del juicio.
Como abogado, le di mil detalles técnicos.
Me presenté en el juicio, pero no me acerqué a Alice, me senté en el último asiento, no quería ponerla nerviosa no presionarla.
Los que me vieron y sí se pusieron nerviosos, fueron los abogados de Vivián.
Cuando leyeron que yo iba a ser un testigo a favor de Alice, pretendieron impugnar mi testimonio.
No lo lograron y eso estaba claro.
Simplemente destrocé a Vivián cuando subí al estrado.
Sin insultos, al contrario, en un momento sus abogados se relajaron, porque comencé hablando de su inteligencia.
-Debo reconocer que mi ex esposa es una estratega brillante, jamás hace algo impulsivo.
-Usted no sabe si en ese momento estaba alt