El cumpleaños que había sido feliz para mí ha dado un giro grande en el que me encuentro abrazada a Arnold mientras nos marchamos lejos del centro comercial. Yo desayuné bien, pero el almuerzo no fue agradable ni nada después de ello.
Yo extrañé a las chicas y pensé en ellas apenas me dieron la libertad de hacer lo que deseará, pero como lo había Arnold, ellas no iban a ser buenas conmigo al ser interrogada por los mafiosos que tanto desean destruirme.— No es tu culpa, Eva.— Claro que lo es. Ellas estaban bien, pero tuve que meterme en todo este enredo y mira lo que sucedió.— Estábamos destinados a encontrarnos, Eva. De eso no tengo dudas.— Aun así, no es agradable que…— Por estar conmigo vas a obtener muchas cosas, Eva. Pero, también debes renunciar a muchas más. Ya que, no puedes tomar lo que te doy si tien