Los doctores comienzan el procedimiento y yo imploro que mi hijo se encuentre bien, ahora mi única prioridad es mi hijo, por lo que, cuando comienzan con la cirugía que puedo ver gracias al brillo de las lámparas, coloco mi mano en mi vientre y pido a mi hijo que salga sin problemas, que yo estoy para protegerlo.
No sé cómo voy a lograrlo cuando la sociedad es un maldito asco, pero, me esforzaré por cuidar a mi hijo incluso de su propio padre que sigue siendo un completo idiota. Así que, acaricio mi vientre hasta que los doctores hacen que mis brazos queden en el lugar que ellos consideran que debo tener.— No se preocupe, todo está saliendo bien, van a sentirse mejor. — dice la mujer que revisa mis signos vitales.— Mi bebé debe estar bien, necesito que lo esté o no habré hecho un buen trabajo cuidando a mi hijo.— Hizo un buen trabajo, no se preocupe. — diLe he disparado y con eso, he logrado que esté más enojado, pero, si debo suplicarle que se quede conmigo o que me mate y con eso le perdone la vida a mi bebé, lo haré. Porque de nada sirve la dignidad si mi hijo no vive después de ello.— Es un bebé, no sabe que es lo que sucede, así que, por favor, no le hagas daño.— Traigan al bebé ahora mismo. — ordena Arnold.— No puedo hacer eso, no puedo permitir que le haga daño a un niño que no merece este tipo de daño. — dice la enfermera y yo celebro que haya alguien con los ovarios bien puesto para defender a un bebé inocente.‘Gracias Dios por enviar a este ángel.’ Me digo mentalmente.— No vas a tocar al bebé, si debes morir para que ello no ocurra, lo haré, Arnold.— Sí, ahora si estoy seguro que eres capaz de hacerlo. Así que,
Me quedo sorprendida, porque es imposible que en lo irrefutable él se atreva a salirme con esto. Es inaudito y sorprendente, pero, ¿Qué esperaba yo? En los ojos de alguien que para él soy infiel, no importan las evidencias que le muestre, siempre seré la mala.Por eso, ni me sorprende que me salga con algo así y que se esfuerce por no reconocer a su propio hijo. No me importa, ya, afecta que sea un completo imbécil y que mi hijo pueda heredar su estupidez, pero, eso no lo matará.— Entonces, en tu mente yo me he revolcado con Lucca, ¿podrías decirme si ese Lucca ha sido alguien que me has presentado o algo así? — pregunto curiosa.— No actúes como si no supieras quien es.— Sigue hablando, Arnold. Regocíjate en tu mundo de mentiras donde yo soy la villana y asegúrate de hacer mi personaje lo más cruel posible, Arnold. No me importa, lo
De inmediato, cubro a mi hijo y la mujer, entierra en mi brazo, algo diminuto que me hace quejar del dolor. Alondra, quien rápidamente reacciona, no perdona a la mujer que me hace daño y por eso, mueve la cabeza de ella con tanta violencia que estoy segura que no se encuentra con vida.— Oh, maldita sea. — digo en medio de mi llanto.— Lo revisaré, yo voy a ayudarla, no se desespere. — dice alondra y yo no puedo evitar llorar.— Estamos solas, aunque hayan activado el código, como puedes ver, no son todos confiables. Así que, debemos hacer las cosas por nuestra propia cuenta. — digo angustiada.— Debemos sacarle eso. — dice Alondra preocupada.Yo miro el objeto que parece haber encajado tan bien que no sale sangre del orificio, por lo que, me causa miedo que al sacarlo, sufra una hemorragia que no me va a ayudar en lo absoluto.— No, lo que necesitamos es marcharnos
A diferencia de la desconfianza que siento, los oficiales de policía no me traicionan y por ello, puedo llegar al parqueadero siendo escoltada por todos ellos hasta una ambulancia donde ellos revisan que todo se encuentre bien.Con las maletas a las que me aferro y mi hijo conmigo, subimos a la ambulancia donde me brindan los primeros auxilios a un cuerpo que está llegando a su límite de dolor.— Escoltaremos la ambulancia con disimulo y colocaremos un señuelo para desviar la atención de su esposo. Recuerde que está a salvo con nosotros. — dice el oficial.— Gracias. Valoro mucho la ayuda que nos están brindando.El oficial cierra las puertas y Alondra se concentra en lo que hacen los paramédicos conmigo y también hacia donde nos dirigimos.— ¿Qué te sucedió? ¿Cómo fue posible que vinieras aquí? Pensé que…&mdash
No sé en qué momento me quedé dormida, pero, por fortuna, Arnold no apareció en mis sueños, ni fue parte de mi presente. Solo desperté con mi hijo dormido y una mujer mirando por la ventana.‘Eso es bueno. Al menos es una buena noticia.’ Me digo mentalmente.Un nuevo día está por comenzar, apenas está amaneciendo y mi hijo comienza a quejarse. Estoy bien o por lo menos, mejor de lo que esperaba. Mi cuerpo duele y mucho, pero, tener a mi hijo conmigo a salvo, es la mejor medicina para lidiar con mi malestar físico.— ¿Cómo se siente usted? — pregunta Alondra.— No has dormido, ¿no es así? — pregunto curiosa.— Bueno, no es posible cuando necesita tener protección.— ¿No están los policías a cargo de eso?— Sí, pero, quiero asegurarme que todo se encuentre bien. Es m
Mi cuerpo comprende que es alguien peligroso, incluso mi bebé llora como si reconociera que esta frente al hombre que quiere asesinarlo. Por eso, intento agarrar a mi hijo, pero, Arnold me agarra el brazo herido.— Duele…— No creo que duela tanto como los disparos que me diste. — dice Arnold y yo sin dudarlo, uso mi mano sana para golpear donde sé que se encuentran las heridas.Parece que la herida fue grande, porque apenas lo golpeo, me suelta y yo me aferro a la cuna de mi hijo protegiéndolo con mi vida, como siempre lo haré.— Sin duda, eres una mujer sorprendente, Eva. Jamás creí que una mujer tan gentil se atreviera a hacerme tanto daño. — murmura Arnold.— Me adapto al cambio, Arnold. No puedo ser siempre amable con una basura como tú.— Ahora soy una basura.— Lo siento, decirte que eres una basura es ofender a la basura mism
Camino rumbo a mi casa, he terminado tan tarde el trabajo que no hay autobuses que pueda usar y los taxis están fuera de mi presupuesto. Por eso, con mucho miedo camino por las calles de Nueva York implorando que no sea una de las miles de mujeres que aparecen muertas y no saben porque.Sin embargo, aún estoy lejos de mi destino cuando escucho unos disparos que me hacen correr aunque me siento extremadamente agotada. El miedo, me hace ver cosas que no son y las ganas de vivir son tan grandes que corro más rápido de lo que estoy acostumbrada.Pero, la suerte no parece estar de mi lado. Porque choco con alguien que huele a pólvora y sangre. Por la rapidez con la que corría, el impacto me hace rebotar y caer al suelo. El hombre me observa sorprendido y yo retrocedo con temor al ver como de sus brazos sale sangre y ni siquiera así suelta sus armas.— Perfecto. — dice él acercándose a mí.— Por favor, no me haga daño. — digo intentando correr, pero, él me agarra con brusquedad y me pega a
Me he concentrado tanto en mi trabajo que cuando llego a mi casa grito al ver aún a mi visita inesperada acostada en mi cama.— ¡¿Qué pasó?! — grita él apuntándome para después suspirar profundo.— ¿Qué haces aquí? — pregunto molesta.— ¿Me estás echando acaso?— Debes marcharte, este es mi espacio y contigo aquí no tengo donde dormir.— Puedes dormir a mi lado.— ¿Eres mi esposo, señor? Porque solo los esposos duermen juntos.El hombre que parece muy cómodo en mi casa, me sonríe, pero, no se molesta en alejarse de mi cama o marcharse, porque se acomoda más como si no estuviera herido.— Entonces eres virgen. — dice él en tono burlón.— Si soy o no virgen no es tu problema.— Tienes razón, no es mi problema. Parece que estás molesta porque me encuentre aquí.— No te conozco y es evidente que eres alguien peligroso, por eso no te quiero aquí. Si vienen tus enemigos, nos matarán y nadie podrá salvarnos.— No te preocupes, ya vamos a marcharnos, solo te estaba esperando.— ¿Marcharnos? ¿