Le he disparado y con eso, he logrado que esté más enojado, pero, si debo suplicarle que se quede conmigo o que me mate y con eso le perdone la vida a mi bebé, lo haré. Porque de nada sirve la dignidad si mi hijo no vive después de ello.
— Es un bebé, no sabe que es lo que sucede, así que, por favor, no le hagas daño.— Traigan al bebé ahora mismo. — ordena Arnold.— No puedo hacer eso, no puedo permitir que le haga daño a un niño que no merece este tipo de daño. — dice la enfermera y yo celebro que haya alguien con los ovarios bien puesto para defender a un bebé inocente.‘Gracias Dios por enviar a este ángel.’ Me digo mentalmente.— No vas a tocar al bebé, si debes morir para que ello no ocurra, lo haré, Arnold.— Sí, ahora si estoy seguro que eres capaz de hacerlo. Así que,