Mi cuerpo comprende que es alguien peligroso, incluso mi bebé llora como si reconociera que esta frente al hombre que quiere asesinarlo. Por eso, intento agarrar a mi hijo, pero, Arnold me agarra el brazo herido.
— Duele…— No creo que duela tanto como los disparos que me diste. — dice Arnold y yo sin dudarlo, uso mi mano sana para golpear donde sé que se encuentran las heridas.Parece que la herida fue grande, porque apenas lo golpeo, me suelta y yo me aferro a la cuna de mi hijo protegiéndolo con mi vida, como siempre lo haré.— Sin duda, eres una mujer sorprendente, Eva. Jamás creí que una mujer tan gentil se atreviera a hacerme tanto daño. — murmura Arnold.— Me adapto al cambio, Arnold. No puedo ser siempre amable con una basura como tú.— Ahora soy una basura.— Lo siento, decirte que eres una basura es ofender a la basura mism