De inmediato, cubro a mi hijo y la mujer, entierra en mi brazo, algo diminuto que me hace quejar del dolor. Alondra, quien rápidamente reacciona, no perdona a la mujer que me hace daño y por eso, mueve la cabeza de ella con tanta violencia que estoy segura que no se encuentra con vida.
— Oh, maldita sea. — digo en medio de mi llanto.— Lo revisaré, yo voy a ayudarla, no se desespere. — dice alondra y yo no puedo evitar llorar.— Estamos solas, aunque hayan activado el código, como puedes ver, no son todos confiables. Así que, debemos hacer las cosas por nuestra propia cuenta. — digo angustiada.— Debemos sacarle eso. — dice Alondra preocupada.Yo miro el objeto que parece haber encajado tan bien que no sale sangre del orificio, por lo que, me causa miedo que al sacarlo, sufra una hemorragia que no me va a ayudar en lo absoluto.— No, lo que necesitamos es marcharnos