Abigail cerró la puerta para que ella no viera a Rafael… a pesar de todo, no quería que él tuviera problemas.
—No creí que estuvieras aquí… ¿Abigail, verdad? —ella la miró de arriba a abajo con prepotencia—. Me enteré que mi esposo te despidió.
—No estoy aquí por su esposo, estoy aquí por Max. —Zoe se rió con suavidad.
—Pero deberías mantener la distancia, ya no haces parte de la empresa. —Abigail subió sus cejas con sorpresa—. No haces parte de este mundo.
—Señora, estoy aquí por Max, no por usted, ni por su empresa. No entiendo porque la molestía, hasta donde recuerdo nunca le he hecho nada.
—Es que no soporto a las personas asolapadas. Y desde que vi que te acercaste a mi hermano, comprendí que solo buscas algo fácil —dijo con desagrado.
—No le voy a permitir que me ofenda, usted no tiene idea de nada sobre mí.
—No hace falta saber. Mira Abigail, las cosas como son: Los de clase alta, con los de clase alta y los pobres… con los pobres. —Abigail apretó su boca y negó.
—Mire