Elizabeth comenzó a reír, lo último que pasaría sobre la faz de la tierra era que ella perdiera a su nieto.
—¿Qué barbaridades estás diciendo?
—Lo que escuchaste abuela —él respondió con seriedad.
Con esa frialdad que a ella le quemaba, esa frialdad que le dolía.
Elizabeth tragó saliva con fuerza, sus manos comenzaron a temblar, había hecho muchas cosas malas en la vida, cosas de las que no se sentía orgullosa, pero eso… el separar a su nieto de Abigail, eso definitivamente había sido lo mejor… y algo de lo que no se arrepentía.
—Te diría que todo esto no me ofende, pero la verdad es que me duele el corazón al pensar que tú crees que en verdad hice algo. Hijo lo único que me interesa es tu felicidad, y a pesar de que esa mujer desde el principio no fue de mi agrado, si ella era tu felicidad te lo juro que yo te iba a apoyar.
»Honestamente me duele pensar que tú creas que yo soy capaz de algo así. Tú eres lo único que tengo en la vida, ¿Realmente crees que soy capaz de hacer ese