LXXXVIII

Como nadie quiso acompañarme a buscar a Jacob decidí ir yo sola, tomé el auto de Darren aunque el insistió que no era buena idea debido a que era un poco tarde, que mejor me quedará descansando pero me negué, necesitaba saber que él estaba bien al menos físicamente porque en el ámbito emocional era evidente que no lo estaría en un buen tiempo.

La noche estaba gris y fría, una leve llovizna caía sobre nuestras cabezas y el frío se acumulaba. Mi madre se quedo en la entrada de la cabaña viéndome partir con la mirada un poco extraviada. Seguro estaba desconectada de la realidad, no era de extrañarse después de revivir semejante trauma. Pobre mujer. Mientras la veía llorar en silencio envuelta en aquel enorme edredón celeste como si fuera un bebé gigante no pude evitar sentirme realmente mal por todo lo que había pasado. Si, no podía negar que ella había sido una horrible persona conmigo pero a la vez la comprendía.

Mientras conducía mi mente no podía parar de visualice imágenes de ella
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