Desde su última discusión con Astor, Eleanor había mantenido su distancia, volviendo a frecuentar solamente la parte “olvidada” del palacio y Astor, aunque poco se interesaba en saber que era lo que sucedía con ella en estos días, periódicamente le informaba, había dejado de seguirla hasta las aguas termales, pues había notado que estaba desarrollando cierta atracción peligrosa la cual ponía en peligro la vida de la “humana” o eso era lo que él creía.
Cual fuera el caso, realmente ambos solamente buscaban paz y si no se veían, no existían para el otro.
*
Ante los últimos sucesos ocurridos en la batalla, fue natural para el gran reino del oeste, ofrecer otra fiesta, la cual, si bien era para festejar el éxito de las tropas contra el enemigo, también era una manera de reforzar las amistades para evitar así otra guerra.
Eleanor quién no entendía todos esos movimientos sociales y políticos, no podía ver con buenos ojos lo que sucedía, y solamente volvía a culpar a Astor de insensible haci