"Cuando Lorenzo despierte, deberías agradecerle. En cuanto a dinero y esas cosas, seguramente no le falta nada."
"Pero espero que no use este favor para chantajearte, ¿verdad? ¿Para forzarte a volver a casarte con él? Si realmente fuera así, yo sería la primera en llamarlo sinvergüenza."
Marisela leyó los mensajes de su amiga con expresión inalterable.
Aunque no quería deberle nada, tampoco estaba dispuesta a volver a poner su vida en riesgo.
Excepto por eso, cualquier otra cosa que él pidiera haría su mejor esfuerzo por dársela, incluso si significaba trabajar toda la vida para pagárselo, no le importaba.
Lorenzo la había salvado, pero durante esos dos años de matrimonio, realmente se había sentido cansada, agotada y había sufrido muchísimo...
Al final del día de trabajo.
Celeste vino a recoger a Marisela. Después de llevarla a casa, regresó a casa de los Bustamante para una cena.
Sabía que otra vez sería con la familia Acosta e Isabella también vendría, pero solo podía aguantar su di