En estos momentos, en la oficina del presidente en el último piso del Grupo Cárdenas.
Lorenzo sostenía una taza de café mientras observaba el paisaje desde la ventana, con la mirada perdida, sin saber en qué pensaba.
Aurelio entró, vio su silueta de espaldas y dijo:
—Señor Cárdenas, estos días ha estado muy cansado, debería equilibrar trabajo y descanso.
Desde el jueves pasado el señor Cárdenas no había regresado a casa, siempre dormía en la sala de descanso de la empresa.
Incluso trabajaba los fines de semana, reuniéndose con otros ejecutivos, jugando golf mientras discutían proyectos.
Aurelio sentía que realmente había cambiado, pero no sabía decir exactamente en qué.
Lorenzo escuchó la voz de su asistente, no le respondió, siguió ensimismado un buen rato antes de preguntar:
—En el complejo residencial donde vive Marisela, ¿ha habido personas sospechosas merodeando estos últimos días?
—No, el equipo de seguridad trabaja las veinticuatro horas y patrulla, no han entrado intrusos sospe