"Entendido, mándame la ubicación del restaurante." —respondió Celeste resignada.
Ulises le envió la hora y el lugar. Celeste vio que era urgente, tenía que salir ahora mismo para arreglarse y cambiarse de ropa.
No tenía más remedio, si no se arreglaba decentemente, su madre pensaría que estaba siendo negligente y no pararía de regañarla.
En cambio, si iba en serio a la cita a ciegas y luego decía que no eran compatibles, su madre no tendría nada que objetar.
Celeste tomó su bolso y se fue. Al mismo tiempo, en la oficina del presidente en el piso de arriba.
Ulises también se levantó, tomó su saco y las llaves del auto. Al pasar por la secretaría, ordenó:
—Hoy tengo asuntos y me voy temprano, pongan los documentos directamente en mi escritorio.
La secretaria asintió, y después las personas en la secretaría se miraron entre sí con expresión sorprendida.
El señor Bustamante, ese adicto al trabajo, hoy salía a horario, realmente algo que se ve una vez cada cien años.
El elevador bajó direct