—No digan tonterías, él es mi hermano —finalmente habló Isabella, haciendo una declaración firme.
Porque había estado observando hacia afuera con el rabillo del ojo y ya había llegado el secretario de Daniel.
—¿Hermano? ¿No será tu sugar daddy? ¿En su círculo ahora cambiaron la forma de llamarlos? —la miró Anabel con desprecio burlándose.
Justo cuando terminó de hablar, vio que entraba un hombre por la puerta, llevaba lentes de marco dorado y era extranjero.
—Señor Steve, estas mujeres atacaron maliciosamente a la señorita y además difundieron rumores obscenos, su lenguaje fue extremadamente ofensivo —el chofer se volteó al escuchar los pasos y le habló al secretario.
Todos observaron la situación, mirando fijamente al hombre que acababa de llegar.
El secretario se acercó a Isabella, hizo una reverencia respetuosa y luego preguntó:
—Señorita Fuentes, disculpe que llegara tarde y permitiera que la asustaran y humillaran.
Anabel y las demás observaron esta demostración. El extranjero lla