Finalmente, cuando Manuel estaba empapado en sudor, llegaron sus "refuerzos".
Los directores y gerentes de varios departamentos vinieron a separar la pelea y mediar. Todos habían escuchado al señor Cárdenas insultar a su jefe, pero actuaron como si no hubieran oído nada.
No se podía provocar al señor Cárdenas, pero también había que cuidar la dignidad de Matías.
Con varios hombres de mediana edad corpulentos mediando, hablando hasta agotarse, persuadiendo constantemente, lograron a duras penas calmar la pelea verbal de Lorenzo.
Aurelio aprovechó este intervalo para enviarle discretamente un mensaje al mayordomo, pidiéndole ayuda.
El mayordomo después de leerlo también suspiró, pero no podía hacer nada, porque incluso don Eduardo ya no se preocupaba por el señor.
Sin embargo, don Eduardo aún protegía a la señorita Undurraga, así que contactó a esos guardaespaldas para que no esperaran hasta la tarde, sino que fueran ahora mismo.
Después de terminar las instrucciones, el mayordomo respir